Un cuento para cada día    Alhaurín de la Torre, 5 de enero de 2003


En la orilla del mundo

Atris Hayas. La Habana. Cuba. ww45@hotmail.com

Su apariencia era la de un naufrago de tierra firme , un convencido de que ni las vueltas ni las esperanzas podían salvarlo . El temor a la derrota al descrédito publico no existían , su naufragio era férreo, lo creaba a cada paso su propia tempestad telúrica y definitoria. Cada paso dado por el mundo ,cada nostalgia, cada demoledora alegría, cada conversación, era para el amor de su mas temprana adolescencia ; así la mantenía viva en su corazón la hacia navegar por él y hacia él, la poseía con sus ojos escapados de la infancia y revueltos en la voracidad primera, era su amuleto.

Le había escrito cientos de cartas perfumadas y delirantes , recibía a cambio pequeños telegramas con anécdotas y preguntas sobre amigos comunes. Nada lograba arrancarla de su memoria devota, acaso algún proyecto , algún que otro éxito; pero después venia la avalancha interminable ,adentro se desmoronaba sobre su risa y sobre su cuerpo de virgen.

Coincidieron una vez en casa de un amigo buhonero en una ciudad de sueños en el borde de un acantilado al final del siglo y fue tanto su estupor y su delirio que no paró de hablar saturando el espacio de recuerdos agrandados por el dolor, por el tiempo y por la desesperación.

Apeló a todas las trampas aprendidas para engatusarla y logró que se despidieran al amanecer, tuvo una recaída tan fuerte que caminó todo el mundo afianzado a su imagen como a la luna, su secreta tabla de salvación.

La vio igual a pesar de que el tiempo le había quitado su mayor vicio, la excepción . Pero para el seguía siendo su amor, la persistencia cegaba cualquier análisis.

Tenia la solidez que da estar como ausente y buscaba a través del conocimiento la fijeza de su amor. Había alcanzado una paz y un autocontrol refinados en la seducción, su única herramienta contra la nostalgia. No amó nunca aunque cualquiera de sus mujeres superaba con creces en virtud y belleza a su pequeño pero imborrable cáliz. Nunca le importó si tuvo hijos ,si fue feliz, si envejecía; nunca más sintió celos, ni temores, ni ganas de perderse en la explosión de los sentimientos Tuvo romances agotadores, aventuras increíbles pero siempre cubierto por el desdén y la calma de ser . Vivía su destino con dedicación sin importarle los signos y las líneas de los amaneceres. Mantuvo y aconsejó a los hijos de ella ,estudió todo lo que ella dejaba a medias, trataba de vivir desde ella y dentro de ella. Perseguía a sus amores, los seducía, trataba de amarlos como ella lo haría y así mantener vivos sus caprichos y sus gustos.

Un amigo en Madrid le dijo mirándole a los ojos - Coño, parece que a ti te corre una sola cosa por la sangre y nada mas, y que en vez de corazón tienes un As de trébol borrado por un extraña conjura. - No, lo que pasa es que mantengo mi corazón intocable, mejor ofrendado.

Todo quedó como un exceso de metáforas, aunque fue el punto de partida para el final.

El buhonero lo escuchó y con aire de profecía y sentencia le escopeteó - Búscala para que descanses, está en Martinica, casada con el gobernador, organizando torneos de dominó y creando sombras chinescas para una obra de tres días al aire libre sobre La República de Platón que lleva preparando tres años.

Estuvo mucho tiempo para decidirse, acaso el necesario para emprender el viaje hacia el caribe , hacia el otro lado. Al final llegó extenuado alquiló para el solo el mejor hotel y la citó con el mismo dolor de barriga de sus años mozos.

Le contó su vida tributada mientras unos violines le daban un toque mas que romántico irreal a su dedicación. Ella no creyó una palabra pensó que nadie y menos ella podía merecer tanta perseverancia aberreada.

Le recitó de memorias todas las cartas que había enviado, algunas extraviadas otras devueltas; cuando eran tantos los argumentos y no menos las pasiones y ejemplos (marcas y gestos) en la piel que se movían y dibujaban su nombre, recordó de golpe una salida su afición por el juego y le resto importancia diciendo que todo no era mas que una apuesta entre amigos. - Quizá .-le contestó- pero no entre amigos, sino con Dios; y espero que me ayudes a ganarla.

Después de eso recuperó el valor y le propuso lo que ni el mismo hubiera imaginado, que volviera con él que no le importaba nada mas en el mundo que estar a su lado. Se levantó con un candelabro en la mano y empezó a prenderle fuego al hotel. La llevó mientras dejaba todo ardiendo a su espalda y entre la sorpresa y la penuria la besó. Solo para confirmar su pasión, para sentir el mismo mareo, el mismo cosquilleo en la piel.

-Pobre tipo tantas cosas que dice y no sabe ni besarme -pensó. Ella habló de su nueva vida en Martinica de su felicidad construida a base de costumbres y desganos, le habló de su independencia , pero que iba a pensarlo . - Yo tengo una excursión a Varadero cuando regrese te respondo , espérame en La Habana-.

Se despidieron, mientras iban cada uno a dormir a habitaciones separadas envueltas en llamas . En La Habana había empezado sus vidas y irremediablemente ahí acabarían. Jugó con indiferencia la ruleta rusa doblando las apuestas sabiendo que su vida jamas se podría decidir por dinero .Solo ella podía decidir, determinar el fin de sus actos que de alguna manera secreta o abiertamente le habían sido dedicados.

Entonces supo de golpe que nada había ocurrido en su vida que lo que postergó tanto (no es la vida, es un sueño o peor una pesadilla que constantemente trató de restaurar y perpetuar la intensa naturaleza ,el despertar al amor imposible) es un maldito espacio vacío.

Los valientes mueren desgarrando el velo a cada instante, no apartando nunca el rostro .Los cobardes aceptan felicidades fabricadas por las tradiciones, se incorporan a los sueños colectivos, tal vez viven entre muertos; otros se mantienen entre la superstición a la idea del vacío y el libertinaje.

Fue a buscarla ahí a la salida de ese cine donde extrañamente fueron felices hace tantos años. Entonces le explicó envuelta en un aire de distanciamiento mil teorías, mil secretos y le hizo ver con todo eso que lo que él quería era imposible . . Sintió una alegría inmensa, había llegado al fin, al ultimo espacio de su paréntesis, se sintió joven, listo para irse en paz. Recordó a su único amigo que le había dicho una vez que la vida es hasta donde empieza el amor, y a partir de donde termina , lo demás es historia , pasiones que nos apresuran a vivir hasta dejarnos inertes, insertados en cualquier rutina, escapándonos de nosotros mismos.

Dios nos enseña de formas muy extrañas, mostrándonos nuestra duración real en un instante, quizá el mismo que en el cual nos damos cuenta que siempre hemos sido.

Así se fue sin temor, sin dolor: como se le va la vida a los hombres que aman siempre y a destiempo. Como se van los que nacen para forzar puertas secretas que no existen.        


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