Un cuento para cada día
Alhaurín de la Torre, Málaga, Andalucía, 25 de febrero de 2003
Notas de un escritor (o aspirante a ello)
Juan José Meneu Muñoz Logroño España juan_jose.meneu@ginebra.unirioja.es
Primera parte (de cinco)
13 de junio
Leaving Las Vegas es el relato de un alcohólico que se suicida en Las Vegas a base de beber hasta morir. El guionista de la película, o el escritor del libro en el que se inspira la película, no sé muy bien, hizo realmente algo así (por lo tanto supongo que el pobre imbécil la palmó sin saber como había acabado su película y el Oscar que le concedieron a ese patético actor llamado Nicolas Cage por hacer de borracho, algo que toda su vida ha hecho rematadamente bien y mientras los demás le echaban a patadas de sus casas). Es decir, el colega escribió una historia (muy buena, eso sí) de alguien que se largó a alguna parte a emborracharse hasta la cirrosis y él hizo lo mismo.
Como es una manera tan buena de escribir tu carta de suicidio como otra cualquiera voy a hacer lo mismo. Escribiré el relato de alguien que acaba suicidándose por una historia de amor, o de desamor mejor dicho, que se parecerá demasiado a la que he padecido con Verónica. Narraré las cosas tal cual son o tal cual fueron y después, cuando ya me haya quedado tan vacío y desnudo como siempre que le escribo a ella, me pegaré un tiro con la pistola, pequeña pero supongo que efectiva, que mi padre guarda en la mesilla de su habitación.
Total, no creo que las cosas vayan a cambiar mucho.
14 de junio
No sé muy bien como debe ser la estructura del relato. Creo que va a haber dos tiempos. El primer tiempo, ambiguo y fluctuante, estará constituido por las cartas y poemas que yo he escrito a Verónica y que, por una causa u otra, no me he atrevido a enviarle o darle o dejarle leer o simplemente no le han parecido a ella dignos de interés. El segundo tiempo, pasado, creo que será en tercera persona y tendrá como única protagonista a Verónica, es decir, en el presente hablaré yo y en el pasado ella. Será confuso pero ya no me importa ¿verdad?.
Aunque no sé. Ya que va a ser mi última "obra" ( es realmente divertido llamar a mis chorradas literarias con el pomposo nombre de "obra") quizá me debiera preocupar más que se entendiera lo que quiero decir. Lo cierto es que va a ser bastante complicado ponerme dentro de Verónica (literariamente hablando, claro, de la otra manera en cuanto fantaseo un poco ) y narrar nuestra historia desde su punto de vista. Quizá para introducir sus opiniones tendré que añadir a la narración algo de diálogo o cartas suyas.
No, lo de las cartas no me parece buena idea. Primero porque ella nunca me ha escrito nada (como duele decir esto ¿eh?) y segundo porque si añado hipotéticas cartas suyas a las que ya introduzco de las mías nos va a quedar un relato demasiado epistolar. A este paso me nombran Papa con tanta epístola (Hermanos )
16 de junio
Así que decidido. Dos tiempos. En el pasado, casi todo el relato, hablo de como la conocí, de como nos fuimos haciendo amigos, de las risas y de las primeras confidencias sin mucha importancia. Tendré que hablar de la gente de clase, de las fiestas, de la ambivalencia de mis sentimientos, de la ambigüedad de sus miradas, de como me fui enamorando, de como ella no lo admitía ¡Quieto, niño!
Me estoy embalando un poco. No escribiré nunca este puñetero relato si no me aclaro yo mismo y esquematizo correctamente lo que quiero contar en él. No puedo hablar de mil cosas a la vez. Así que paciencia. Primero terminemos lo del estilo.
Las cartas y poemas deberán ir intercalados con el texto del pasado. No le van a dar coherencia al relato y posiblemente conducirán a engaño, pero si creo que le van a dar un poco más de riqueza y de vida, sobre todo (de esto seguro) un poco más de sentimiento.
Son un conjunto de mentiras fruto de mis celos o las fantasías y más bien parecen una historia paralela a la que he vivido con Verónica. En ellos ella me odia y me ama a partes iguales, la desprecio o nos reconciliamos mil veces o simplemente recorremos el mundo otras mil veces a bordo de la puñetera barca que tiene la manía de salir en casi todos mis relatos de mierda.
Los poemas tendrán que ser de los que ella no ha leído. No creo que nunca lea este relato póstumo pero por si lo hace alguna vez quiero que todo le sea nuevo y que le duela cada palabra que encuentre, quiero que aprenda a reconocer el amor y la pasión y que no se deje engañar por la costumbre.
16 de junio, más tarde
¡Dios! Me miento a mi mismo incluso. Y yo que me reía de Rebeca por que se engañaba a sí misma con lo que había sucedido en el viaje
Ya que es mi último relato, ya que es para mi, por la satisfacción de leerme a mi mismo, no me tengo que mentir tanto. En el relato introduciré los últimos poemas y las cartas porque creo que son buenos y me niego a que se pierdan entre esta montaña de papeles viejos y sucios que tengo encima de mi mesa. Soy tan orgulloso de mi maldita y patética obra que aún en la muerte espero la fama. No sé si es que me creo el Van Goth de la literatura o qué, pero en fin.
Así que de paso, mientras escribo el pasado de la relación con Verónica me dedicaré a releer todos los restos que conservo de estos largos años de pasión pública y los iré introduciendo (los que merezcan la pena pues a pesar del orgullo sé que muchos de ellos se merecen el anonimato que ahora padecen) en la narración como regándolos.
A este paso con todo lo que quiero contar y lo que estoy decidiendo introducir no será un relato sino mi primera (y última, por supuesto) novela.
Continúa mañana
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