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Perpiñán “UN ENCUENTRO BOMBA” ¿Fue un montaje?
Francisco Sancho Gonzalez sanchobcn@hotmail.com
La noticia en exclusiva
El 26 de enero, el periódico ABC publicaba, con todo lujo de detalles, una amplia información sobre la reunión el 3 de este mes entre Carod-Rovira y los jefes de ETA Mikel Albizu y Josu Ternera en la ciudad francesa de Perpiñán - en esos días Carod era President en funciones de la Generalitat, pues P. Maragall estaba en Turquía -.
El ABC abundaba en la información de otro encuentro del líder republicano con Arnaldo Otegui y Joseba Álvarez en Amoravieta el 21 de junio de 2002.
Todo indicaba que este diario que dirige José Antonio Zarzalejos, hermano del Secretario General de la Presidencia del gobierno Aznar, Javier Zarzalejos, tenía la información privilegiada procedente del CNI, o de aquella parte del mismo que conoce con exactitud los movimientos de la cúpula de ETA y de ERC, por medio de los Topos que los servicios de espionaje tienen infiltrados en ambas organizaciones.
Como en un guión dictado desde la Moncloa, unos días después del encuentro, ETA declaraba una tregua unilateral para Cataluña, que era lo que tres años antes le habría pedido Carod-Rovira a los filoetarras.
El Treguazo.
La bronca política en Cataluña como en toda España es monumental, ninguna otra, ni siquiera la montada con el Plan Ibarretxe, alcanzó tanta virulencia. El tripartito catalán zozobra por los ataques del gobierno y el PP, secundado con idéntica postura por los barones del PSOE Chaves, Bono e Ibarra.
Aznar declaraba que la coalición con ERC era incompatible con el pacto antiterrorista, y “…una rendición moral que nos aleja de la paz…” y exigía la ruptura de relaciones con los republicanos independentistas.
Por su parte, los barones del partido de Zapatero iban más lejos si cabe: Chaves exigía a Maragall la destitución fulminante del Conseller en Cap, mientras Bono sentenciaba “Quien disculpa, auxilia o indica a ETA donde no debe matar no es de los nuestros” y “... los socialistas no podemos estar en un gobierno, con un partido cuyo dirigente además de separatista, ha estado con los pistoleros y criminales” y R. Ibarra, “Si yo fuera presidente de esa región echaría de su Gobierno al partido que ha negociado esta tregua no a uno, o a dos de sus miembros, a todos”.
Las presiones de éstos sobre Zapatero, le obligaron a exigir a Maragall la destitución o dimisión de Carod, que por fin se producía, pese a la gran resistencia del líder de Esquerra, también debido a la bronca interna en este partido.
Tal era el panorama: Incertidumbre, provisionalidad, inseguridad, que en alguna instancia del gobierno catalán, decidieron encargar la investigación del caso al detective Daniel Bienzobas, que había adquirido cierta notoriedad en el gremio tras los casos de las prejubilaciones de mandos intermedios da la guardia urbana de Barcelona. Se trataba de averiguar las verdaderas intenciones del gobierno PP, que conociendo la reunión con mucha antelación, que grabaron y filmaron, no detuvieron a los etarras.
¿Quién es este Bienzobas? Preguntó Xavier Coll a J. M. Valles, su jefe de chiringuito (CpC) y Conseller de Justicia.
Me han entregado este folio tus antiguos correligionarios del PSUC, con las reseñas del personaje, es todo un curriculum vitae.
Daniel Bienzobas López – conocido por su nombre de guerra como- Denis Conte.
“Activista destacado en el trabajo clandestino hacia las fuerzas armadas y la policía desde su actividad Psuquera (últimos 60 hasta el 79) abandonó la militancia por desacuerdos con la línea oficial en este frente – para él fundamental- por el fin de la dictadura y el tránsito pacífico a la democracia.
En realidad su “abandono” se produce tras el 5º congreso y la fractura del partido, provocadas por el eurocomunismo, pues él aunque no lo reconociera, siempre fue y lo continúa siendo, un incondicional de S. Carrillo, principal responsable de aquella traumática ruptura.
Arquitecto técnico, de la hornada posterior a la de J. Miguel Abad - éste también activista en ese frente clandestino -, ejerció esta profesión con más pena que gloria, por la ingente competencia desleal de un “mundo” que había idealizado.
Durante un largo periodo se refugió en la pintura – como antídoto - en la que logró grandes obras de los más variados estilos, desde la acuarela al óleo, y desde lo abstracto al hiperrealismo, pero siempre para consumo interno, como forma de saciar su ego. Era un perfeccionista irredomable en todo lo que hacía y/o tocaba.
Tras un pequeño golpe de suerte (herencia de un tío-abuelo), abandonó la arquitectura y montó un negocio de almacenista de materiales de construcción, al frente del cual puso a un viejo ex-camarada prejubilado de la construcción y ex-colaborador en las tareas clandestinas, Federico Santos.
El “negocio” si no era boyante, al menos le permitía un cierto desahogo económico y de tiempo para el “proyecto-idea” largamente acariciado, hacerse Investigador Privado. Al prejubilado le parecía cojonudo el “asunto”: “Sabes que puedes contar conmigo. Seré tu Watson incondicional”.
Tras tres años de estudios (con matrícula de honor) se montó un gabinete de 50 m2 en la calle Concepción Arenal – entre Meridiana y Fabra y Puig, acera montaña.
Contrató a tiempo parcial a Carol Licente, informático, que había hecho la Prestación Social Sustitutoria (PSS) en la Asociación de Vecinos próxima del barrio de Sant Andreu, cosa que en principio no le agradó: “Librarte de la mili te ha privado de conocer la mentalidad de las gentes de uniforme, que es más influyente en la vida del país, de todos los países, de lo que comúnmente se piensa”. “Tu tarea consiste en bajarme de La Red todo lo que me sea útil en mi trabajo de investigación ”.
Desde Septiembre del 2002 que ejercía como detective, le habían encargado unos 20 casos irrelevantes: infidelidades conyugales, absentismo laboral, acosos sexuales en centros de trabajo etc.…
Sólo los tres últimos le gratificaron, no tanto por los emolumentos, como por que había gente de uniforme involucrada. Se trataba la jubilación anticipada de una decena de mandos de grado medio de la policía municipal de Barcelona cuyo pretexto era su edad avanzada, y el motivo real no tener que ascenderles, como por méritos y escalafón les tocaba.
- “Te esperan en el despacho desde hace media hora”, le comunicó por el móvil su secretaria y compañera de hecho Anna Pascual. “Según dicen, son de Ciutadans pel Canvi, que quieren darte trabajo, que investigues las filtraciones del caso del ex Conseller en Cap”.
- “Querrás decir del caso de su reunión con ETA, por que el Conseller en Cap por 38 días, ¡es, por sí solo, todo un caso!.”.
- “Eso se lo dices tú a estos cundo llegues.
Se dirigió a pie desde el bar Manolo en la calle Dublín hasta su Gabinete, como a él le gustaba nombrar al espacio de 50 m2 que se había montado.
- “Soy Xavier Coll y mi compañero es Ramón Esparza”, dijo el que llevaba la voz cantante del dúo. “Como le ha informado su secretaria del caso que nos ocupa, y para ir al grano sin remilgos y de paso ahorrarle preguntas, le diré que en CpC queremos llegar hasta el final “peti qui peti”, por que en todo este escándalo nuestro grupo está siendo el más perjudicado, y por otra parte comprobamos de nuevo que el nacionalismo españolista y neofranquista no puede digerir el nacionalismo catalanista de Izquierdas, que en mayor o menor medida, compartimos quienes hemos hecho posible abrir una nueva página en la historia de Cataluña, tras 23 años de nacionalismo conservador a que nos ha tenido sometidos el pujolismo”.
El detective los miró reprimiéndose la risotada que le infló los carrillos produciéndole tales bolas internas, que tuvo que llevarse la mano a la boca para impedir la explosión y salpicarles con las burbujas de saliva. Se le agolparon los sinsentidos: -¡que se presentaran por fulano y mengano!, ¡que le hablaran de usted!, cuando se conocían desde su militancia pesuquera 30 años atrás cuando el PSUC era (el Partido) ¡que dijeran nuestro grupo está siendo el único perjudicado!, cuando “su grupo”, que cabe en un taxi y sobran plazas, es el único que no aparece por ninguna parte ni en el caso C. Rovira ni en cualquier otro caso de los muchos generados por el “tripartito” tres, y no cinco, que realmente componen el conglomerado (catalanista y de esquerras) pues, además del PSC, ERC, IC-V, están los de EU.A y los de CpC y que en puridad democrática como le gusta decir a la izquierda “políticamente correcta” deberían llamarle el quinteto de la plaza de Sant Jaume.
“A vosotros – pensó -, lejos de trataros como a los “cuatro hermanos colocados por sus respectivos”, lo hacen como a “los quintos primos” o peor aún, como a los quintos coños. Que me vengan ahora con “nacionalismo catalanista de Esquerra”, cuando ambos proclamaban siempre que aparecía el término Nacional, que así se definían los fascistas que apoyaron a Franco, “movimiento nacional”. Nosotros somos inetnacionalistas... ”
- “¿Qué nos dice?”, soltó incisivamente R. Esparza.
- “He de rumiarlo detenidamente, pues el caso es de los que producen indigestiones. Más que de investigador, tendría que hacer de poliespía en todas las direcciones: Mediáticas, Geográficas, Políticas, Electoreras, y Nacionalisteras de todos los signos y colores..., y no sé si me siento con animo y capacidad suficiente para un caso tan intrigadamente espinoso que –esto lo pensó y no lo dijo- me la trae floja.” Y, mentalmente, compuso lo siguiente:
Yo “Nacionalismo Cero”
Me la repampinfla igual
El de Ibarra y el de Aznar
de Rovira o Maragall
Ibarretxe o Zapatero.
Y en la guerra de banderas
A mí lo mismo me da
La Ikurriña o la Sennyera
El color de la Estanquera
Como la de Portugal...
El de la “voz cantante”, muy poca voz pero muy desagradable, le recordaba sus disertaciones teóricas, que provocaban el sueño repentino del auditorio, dijo con un desparpajo fuera de su tono habitual: “si se decide a llevar el caso, no se preocupe por los costos económicos, pues ya contábamos con que serían cuantiosos”.
“Efectivamente”, añadió R. Esparza, al que no había visto la cara desde que apareciera por ultima vez en los carteles como cabeza de lista al Congreso de Diputados por Iniciativa per Catalunya, sin la V que luego les hizo ecosocialistas.
Cuando Esparza fue descabalgado del cargo de diputado - que ya creía de su propiedad -, abandonó a sus camaradas Iniciativeros y le pidió auxilio a P. Maragall para que lo metiera en una de las decenas de plataformas (CpC) que montara para ser designado (por aclamación ciudadana) presidenciable, y demostrarle al PSC que el P. Maragall era más importante que todo el partido junto.
Así, en el coro maragalliano, Esparza se reencontró con el ex-compayn Xavier Coll, antaño tan lejos ideológicamente, todo y militando en el mismo partido, uno leninista, el otro carrillista, y de nuevo “unidos para siempre” ahora en el nuevo tinglado.
- “Nunca me había sentido tan incomodo con unos posibles clientes, como con este par de pájaros”, dijo Bienzobas a su consorte tras la salida del despacho de la pareja de Ciutadans. “He estado en un tris de decirles que me sentía indispuesto y largarme al médico imaginario. Si he aguantado, y ya sabes mi escasa capacidad de aguante con semejantes sujetos, es por la pasta gansa que están dispuestos a gastarse, y por saber si son realmente ellos los interesados, que no pintan ni en copa en el asunto, o lo hacen por encargo de otro u otros, y en tal caso ¿quien es el otro, o los otros?. Me jugaría cualquier cosa, que actúan por delegación del Conseller de Justicia J. M. Valles - jefe superior del chiringuito CpC - y éste, a su vez, por encargo del molt Honorable P. Maragall, y que la pasta la pone el grupo editorial Ediciones 62 que capitanea el de la voz adormidera”.
- “Yo he tenido que taparme la cara con una revista todo el rato, por que la tuya – tu cara digo -, era de “pomas agras”, ¡todo un poema de Espronceda!, de su célebre Desesperación”, concluyó su secretaria.
Estaba atiborrado de lectura en papel impreso, y de la bajada de la red, por el “objetor” informático: centenares de publicaciones sobre el caso, ninguna de las cuales era “neutra”. Entresacó las que hablaban del malestar en el CNI tras las filtraciones sobre el seguimiento y el conocimiento previo del encuentro de Perpiñán al diario ABC por encargo personal del presidente (Impectore) J. M. Aznar, que lo hacía para premiar al diario en exclusiva por su incondicional apoyo al gobierno en la guerra de Irak.
Aunque de las filtraciones quienes más despotricaban eran los medios polanquistas (“El País”, “la SER”, y su amplísima clientela-satélite), también lo hacía “El Mundo” de Pedrojota, y este periódico le parecía el más acreditado en los temas de investigación de las aguas emponzoñadas que circulan por “las alcantarillas” de los “aparatos del Estado”, y al que el PP se la tiene jurada por sus críticas demoledoras por la sumisión al hermano americano en la guerra más injustificable y mentirosa de todas las guerras.
“Aquí está el nudo gordiano”, se dijo. “Ahora hay que averiguar dónde empieza y termina la cuerda de tan descomunal enredo”.
Hizo un repaso de su agenda secreta, donde almacenaba los contactos más antiguos. Seleccionó, de Cataluña, Madrid, Euskadi, Sevilla, Alicante, Zaragoza y Francia, la mayoría de los cuales le habían sido útiles en su anterior trabajo clandestino sobre las policías y el ejército, detenciones de los de la Unión Militar Democrática (UMD) y el Sindicato Unificado de la Guardia Civil.……….
- “¿Albert Cifre?”, preguntó por el móvil.
- “Sí, ¿qui es?. ¿Quién me llama?”.
- “Soy el Sabueso de nuevo cuño, tenemos que vernos donde otras veces. Mañana a las 14 en punto. No puedes fallar bajo ningún pretexto”.
Cuando llegó al bar Ibiza – en “Los 15”, Paseo Maragall - a la hora convenida, ya le esperaba Cifre con una jarra de cerveza y un platito de anchoas de la Escala, ambas a medio consumir.
- “Has llegado pronto, ¿por mí, o por las anchoas?”.
- “Por ambas cosas”, dijo Cifre. “¡Al asunto que entro de servicio a las tres, dentro de una hora clavada!”.
- “Quiero saber quién informó al CNI de la reunión de Perpiñán”.
- “La cosa está chunga tío, se barajan al menos cuatro topos, dos a cada lado de la frontera pirenaica. Mi contacto es un viejo “militante independentista”, desde cuando “La Crida”, incluso estuvo un tiempo corto en Terra Lliure y se siente vigilado por los servicios internos de ERC. Cree que saben que él filtró los anteriores contactos del baranda de ERC con los Etabatasunos hace dos años”.
- “He leído todo lo publicado en Indymedia, que es la web donde cuelgan sus panfletos los del mundillo Maulet, Pua Catalunya Lliure, etc..., ponen a los barandas de Esquerra a caer de un burro, e incluso acusan a C. Rovira y Jaume Renye de ser dos de los tres “topos” infiltrados en la Cúpula de ERC, que gozan de la confianza del Fungairiño, la policía, la guardia civil, el CNI y el copón bendito y advierten (al pueblo vasco) de que “ahora van a por vosotros”, no olvidan que ambos jerarcas fueron los máximos responsables de la desarticulación de Terra Lliure”.
- “Lo que yo te diga tío, por eso no sé si mi contacto se prestará al asunto”.
- “Ya cobra por estas faenas, ¿no? ¿O piensas quedártelo todo tú solito?”.
- “Ahora no es solo cuestión de pasta, está convencido de que pueden hacerle un “juicio sumarísimo” y quitarlo de en medio”.
- “Móntame una cita con él”.
- “No creo esté dispuesto, pues del asunto no quiere hablar más que conmigo”.
- “¿No serás tú el otro topo del trío que denuncian los Maulets?”.
- “No me hagas reír que me troncho; si lo fuera el asunto te costaría un cojón y la pata de otro, y esos memos de tus clientes no hubieran ido a ti sino a mí a encargarme ese trabajito, que les supondría un montante diez veces más bajante”.
- “De ti no tienen ni puta idea de que existas”.
- “Y tanto que me alegro; con este asunto hay que andarse con pies de plomo, no se puede uno fiar ni de la ropa que lleva puesta, menos aún con gente que no sabe dónde sé está metiendo, o está metida ya, en la mierda hasta el cuello”.
- Tu móntame la cita con tu topo separatista; de lo contrario, no hay nada de pasta ni para él ni para ti. ¡Avísame lo antes posible!
- Ya te diré si se aviene y, en tal caso, cuándo y dónde.
- El dónde lo digo y lo pongo yo.
Cuando el Mosso Cifre abandonó el bar a toda prisa, Bienzobas se quedó pensativo, tratando de ordenar la semiinformación facilitada por aquél. Se le acercó la camarera, una rubia veinteañera, vestida de azafata, tipo Iberia, con los ojos excesivamente pintados de lila y un gran escote que enseñaba más que ocultaba de unas tetas redondas y abultadas, y un trasero respingón sostenido por dos armónicas y estiladas piernas.
- “¡Yo a Vd. lo conozco!, Vivo en el bloque donde tiene el despacho, y fui compañera de estudios de Carol Licente, al que ha empleado Vd. en su despacho de Concepción Arenal”.
Abandonó el Bar en un estado extraño, como taciturno, mezclando mentalmente lo oído de las bocas de Cifre y de la rubia camarera tetona. Cada vez aparecían nuevos actores inesperados que le resultaban intrigantemente engorrosos. Bajando por la calle Escocia se encontró casualmente con su empleado Licente, que iba al dentista:
- “Esto si que es suerte, pensaba llamarte al trabajo y preguntarte qué sabes de una camarera tetona del bar Ibiza que dice vive por encima del gabinete y que habíais estudiado juntos”.
- ¡Ah sí, la Merche!, Hace la tira que no la veo, pero sé que está enrollada con los “PUA” de Sant Andreu, ocuparon durante un año un local en la calle del despacho esquina con Sócrates que utilizaron como Casal Popular Onze de Setembre, ya derribado hace meses, ahora han ocupado otro en las viviendas ruinosas de la Fabra, en la calle Segre, que han bautizado con el nombre de Miquel Martí i Pol. No es de cuidado, está con esa gente, como podría estar con otra, la conozco bien y te aseguro que esa políticamente está más perdida que una cabra en un garaje, le da lo mismo ocho que ochenta. Estuvo un tiempo con los Diablos del barrio porque andaba detrás del jefe pirotécnico, que ahora lo es de los PUA, ésa irá donde vaya el chorbo, que creo pasa de ella a pesar de sus tetas”.
- “Eso me deja más tranquilo, aunque no del todo, pues aquí el más tonto, en este caso tonta hace relojes”.
Le dijo a su compañera Anna que se pusiera en contacto con Xavier Coll y le pidiera, para empezar, un cheque de 4.000 euros, ¡para empezar ellos a apoquinar!, porque yo me metí en el caso hasta el gorro, desde que la pareja de ciutadans se presentó en el gabinete.
¡Si será memo el baranda éste! ¿Qué cojones se le había perdido en Perpiñán?. O es que pensaba redimir a unos etarras, cuando están en las últimas, cuando antes que se muevan ya los han cogido con el coche bomba y la goma2 encima, cuando todo el mundo acusa al PP de utilizar su anti-ETA para justificar su alianza con Bush en la guerra de Irak, pese a la oposición del 90% del país y las mayores movilizaciones que se recuerdan, ¡si Aznar y su PP no tuvieran a la banda terrorista, la inventarían!, eso si no lo están haciendo ya, o al menos retroalimentándola, para que no desaparezca definitivamente.
No es casualidad, que se diga en todos los medios y partidos que la reunión Carod Rovira-ETA le viene a Aznar como anillo al dedo, y puede garantizar de nuevo la mayoría absoluta al PP, cuando las encuestas la daban por perdida, y frustrar que pueda constituirse en España una alianza alternativa, al estilo de la catalana, pero como “pentapartito” encabezada por el PSOE, con el apoyo del movimiento “NO A LA GUERRA”, que pudiera dar al traste con 8 años de aznarismo.
Desde el despacho llamó a Bilbao, a Iñaki Artola, ex-Erzainza y ahora jefe de una empresa de seguridad con empleados en todo Euskadi.
Éste le indicó que se pusiera en contacto con el “Zurdo” - Evaristo Garmendia -, mercenario del antiguo CESID y ahora en la nómina del ABC–Madrid como “supervisor” de las informaciones que llegan al diario procedentes de fuentes policiales y de la Inteligencia del Estado. “Para darles el tratamiento informativo adecuado a la línea editorial del periódico”, que no es otra que la encomendada por el Partido Popular. Seguro que él dio el visto bueno a la publicación por el periódico del encuentro de Perpiñán, al parecer con el conocimiento previo de Aznar, sino por encargo directo de éste, que era el único al que los del CNI informaron con varios días de antelación, de lo cual no dio ni a su ministro de Interior Ángel Acebes – se cree – que ordenó que no se detuviera a los etarras, porque del cónclave ERC-ETA, haría su mejor campaña contra el “Tripartito” catalán y, especialmente, contra el PSOE de Zapatero, ante las próximas elecciones de marzo.
Preguntó a Cifre por el teléfono si conocía al “Zurdo”.
- “Estas cosas no se hablan por teléfono”, le respondió indignado el Mosso. “Si quieres, nos vemos hoy a la misma hora y sitio de siempre”.
- “No puedo, y además creo que el otro día en el bar de “Los 15” estuvimos siendo observados y vigilados por la camarera tetuda que nos atendió”.
- Tú ves fantasmas hasta en las mejores tetas. Ya me dirás dónde y cuándo, pero no me vuelvas a llamar por teléfono, y menos al trabajo, creo que yo también estoy en el punto de mira de los que han manejado todo este asunto desde el principio. Cítame por correo electrónico, pero en clave.
….
A las 7 de la mañana siguiente cogió un avión (puente aéreo), y una hora más tarde estaba en el centro de Madrid, en el café Continental (Glorieta de Bilbao) donde le esperaba Víctor Lias Gardiel, al que no veía desde el 89, pero le había seguido leyendo en las páginas de Mundo Obrero y Nuestra Bandera. Un fuerte apretón de manos que acabó en abrazo, antecedió a la petición de un café con leche y “porras” como las que tenía Gardiel en la mesa.
- “El Zurdo no es trigo limpio”, le espetó el madrileño antes de que Bienzobas tomase asiento. “Procede de los del proceso de Burgos; tras abandonar las pistolas, con Onaindia, Bandres, Lerchundi y otros, montaron Euskadico Ezquerra. Poco después vendría con Lerchundi al PCE, y luego hicieron causa común con los renovadores de la Bravo, Zaldivar, Azkarate, Solé Tura, etc. iniciando el corto camino hacia “La casa común y corriente” del PSOE-PRISA. En El País de Polanco, Azkarate sería el jefe de Editoriales más preciado por “toda la progresía culta”; en la nómina PSOE-PRISA continúan todos los que aún viven, y el Zurdo además ha entrado en otra, la del ABC de Zarzalejos, recomendado por el mismísimo Jesús del Gran Poder, está como “supervisor”... bueno, esto ya lo sabes.”.
- Los que dicen conocerle, le consideran el inspirador intelectual de los GAL desde el antiguo CESID como agente “ilegal” a las órdenes de Sáez de Santamaría, en el gobierno civil de Bilbao, con Llulen Elorriaga, G. Damborenea y otros de la misma calaña.
- Ahora el PP parece haber reeditado una nueva versión del GAL con su propio sello, y hay serias sospechas de que el encuentro de Perpiñán sea un autentico montaje del nuevo terrorismo de estado “made in Aznar”. Metidos en esta hipótesis, la información del Zurdo, y parece que la tiene toda, puede ser determinante para tus pesquisas. A través de uno de los nuestros en El País, J. Montejo, que ha mantenido relaciones asiduas con él, te he preparado un encuentro, esta noche a las 9 en el Pub Santa Bárbara, está aquí mismo. Le acompañará Montejo, para presentártelo y ayudarte en la entrevista, para un artículo-reportaje que tú estas haciendo para la revista “El Viejo Topo”, sobre “la vieja y nueva guerra sucia antiterrorista”; es lo más convincente que se me ha ocurrido y, según parece, le ha agradado, pero ten cuidado, por que te estará espiando, desde el principio al fin del encuentro, y peor aún después, indagará sobre ti hasta averiguar el número de zapatos que calzas.
- Pero ¿sabe quién soy?.
- Presume de haberse leído todo lo tuyo (sobre las fuerzas armadas y de seguridad) publicado en nuestra prensa y en revistas hechas por gentes próximas al partido: Materiales, Mientrastanto, El Viejo Topo, Ajo Blanco, y la desaparecida La Calle, de nuestro exmiembro del Ejecutivo del PCE Andreu Claret, aquella eminencia blanca - de piel morena – que, después de ocupar los más altos cargos en la Agencia EFE, a ido a parar, como director, al Institut de la Mediterrania, o como coño lo digáis en catalán, enchufado por el propio Jordi Pujol.
Tras despedirse efusivamente de Gardiel, se dirigió a pie al hotel Palafox, calle Sta. Engracia, a dejar la pequeña maleta y descansar un rato. El hotel, que le había recomendado su encargado de almacén: “Allí llevamos en el 80 a una delegación de 5 soviéticos, invitados por la federación de construcción de CC.OO. en correspondencia a la visita que hicimos nosotros a la URSS el año anterior, era el mes de agosto, y a las 3 de la madrugada, nos llamó el intérprete, no podían aguantar el calor, entonces no tenía refrigeración, fue todo un número buscar de madrugada un nuevo hotel, y trasladarlos con todos sus bártulos, pero es que si no nos llaman se hubieran asfixiado”.
Bienzobas recordaba las peripecias que le había explicado su Watson particular tumbado en la cama sin abrir, se quedó dormido unos 20 minutos, durante los cuales soñó que era Carvalho, y que su compañera de hecho y de despacho, Anna Pascual, se había transformado en la Charo, que había ido al almacén, de la plaza Mosent Clapes, y se estaba morreando con Federico Santos, su mejor y casi único amigo y además su empleado de toda confianza.
Del morreo pasaron a mayores, ambos se empelotaron y se tumbaron sobre el sofá de la pequeña oficina, ¡Si ya sé que Charo es una puta!, ¡Pero que se tire a Santos no lo soporto! Pero qué cojones, si yo, Pepe Carvalho no tengo ningún almacén, y mi empleado de confianza es Biscuter y ése a la Charo la respeta como si fuese una santa... Se despertó sobresaltado, tratando de olvidar los personajes y las absurdas imágenes soñadas en tan poco tiempo, se lavó la cara y peinó cuidadosamente.
Media hora más tarde estaba en la cafetería Caracas, en la calle del mismo nombre, perpendicular a la del hotel, a unos 200 metros, y enfrente mismo de la sede central de CC.OO - calle Fernández de la Hoz, 12-. Había quedado con un viejo amigo y excompañero de lucha, de su barrio barcelonés Bernardo Elcano desde hacía diez años, en la dirección del Sindicato de Enseñanza, y ahora en la ejecutiva confederal.
- “¡Elcano ha tenido que ir de urgencias a una entrevista en TVE, en sustitución de Fidalgo!”, le dijo María Jesús, su secretaria, y me ha pedido que te recibiera yo y me disculpara en su nombre.
- “¡Éste se ha quitado de enmedio para no verme!”, se dijo para dentro el detective, y para fuera, a su acompañante: “Siento no poder saludarle después de tanto tiempo, pero además pensaba utilizar su ordenador del despacho, para abrir mi correo”.
- “Todo lo que necesites, a tu disposición, me ha encargado Elcano”.
Cuando ambos apuraron los respectivos cafés, el de Bienzobas con media copa de coñac - no quiso pedir carajillo para no delatar su procedencia -, subieron a la segunda planta del local de comisiones. Nada más verlo se dijo “Éstos son sindicalistas de moquetas electrónicas” y, sin pérdida de tiempo, abrió su correo. Tenía un mensaje del Mosso Cifre, “referencias – Z – positivo – control - sus andanzas. Llámame en la forma que te indiqué y hablaremos”.
Este cabrito me estuvo dando largas sobre el Zurdo con el achaque de no hablar de ello por teléfono cuando en realidad quería ganar tiempo y soplarle a éste el motivo de mis pesquisas, ahora el supervisor sabe que lo del Viejo Topo es una burda patraña y vendrá a la cita preparado..., eso si no me la juega con alguna artimaña de las que dicen, tiene un amplio repertorio.
Madrid estaba envuelto por una niebla canosa tan espesa que era imposible saber dónde te encontrabas si no conocías bien la zona. Bienzobas había salido a la calle, y caminaba intuitivamente hacia el Museo del Prado, a una visita corta, que deseaba desde que instalaron el Guernica. De sopetón se dio de bruces con la sede del PP en la calle Génova, pensó “Este viaje a Madrid esta gafado desde antes de iniciarse”.
Abandonó instintivamente la visita al museo y cogió la dirección contraria por calles cuyo nombre no veía. A los 15 minutos divisó, junto a la esquina de un edificio ennegrecido, calle Hortaleza, poco después desembocó en la Gran Vía, que si conocía, la atravesó por Montera hacia la Puerta del Sol y desde ésta por la calle Mayor hacia el Madrid de los Austrias, por cuya arquitectura sentía admiración.
La niebla había desaparecido completamente. Cuando observaba sus palacetes y caserones más emblemáticos, recordó la calle Factor en la que un antiguo camarada, Pedro, tenía un pequeño mesón-cueva, famoso entre la rojería por sus asados y mariscos, y por los vinos de Rivera de Duero servidos en jarras de cerámica roja. “A los amigos de la causa nos cobra a mitad de precio”, le había dicho F. Santos.
Preguntó a un transeúnte.
- “Mire, está ahí mismo, es esa que empieza justo enfrente de la Casa de la Villa, una calle de poco más de 100 metros de larga en mitad de la cual, acera derecha subiendo, estaba el Mesón Pedro”.
Seguía llamándose así, pero había cambiado de dueño, de gastronomía y de clientela, “¡Hoy si voy al Guadiana me lo encuentro seco!”, como suele decir mi amigo Julio, el belloto, - si es que sigue siendo mi amigo - y es que ciertamente, este viaje está gafado... Visitó un par más de edificios singulares, ahora desganadamente, y se volvió caminando hacia el hotel Palafox tentado de coger la maleta y regresar a Barcelona. Desistió y se propuso afrontar la entrevista con el Zurdo con todas las consecuencias.
Instintivamente tocó el bolso-cartera, para comprobar si llevaba dentro los bártulos de su trabajo detestivesco: la grabadora, la filmadora digital ultramoderna, y sobre todo la “pipa”, una magnum pequeña, que nunca había tenido que utilizar, “¡Espero que con el Zurdo y sus esbirros, que seguro los trae consigo, tampoco tenga que usarla!”.
……….
Tenía tiempo antes de comer y volvió al Caracas, por si sorprendía a Elcano, pero el sorprendido fue él al encontrarse al exconvecino Paco Truñoz, se abrazaron más fuertemente de lo lógico por la distancia, política, que les separaba desde el 5º Congres del PSUC.
- “No te imaginaba por Madrid, ¡Lo que investigas tiene que ser algo serio!”.
- “Yo tampoco pensaba que en nuestros barrios se produjeran tantos barandas de CC.OO. por kilómetro cuadrado”.
- De baranda ni mijita, yo siempre al pié del cañón, por eso estoy con los críticos, desde el primer momento, y precisamente por eso estoy aquí, para reunirnos mañana con los oficialistas, y medir las respectivas fuerzas, de cara al 8º congreso confederal del próximo mes de abril.
- “Si sois tan críticos aquí como lo habéis sido en Cataluña con los Coscu-Zaura, haréis un pan como dos hostias, allí el cañón se os ha oxidado como al de Gila, claro que gracias a ello y a los oficialistas coco-iniciativos os habéis convertido en “gentes de gobierno” donde el criticismo ha desaparecido como por encanto”.
- “¿Eso es lo que piensas de nosotros?”.
- “Eso, como decía Blas de Otero, y otras cosas que me callo”.
- “Pues dilas, tú sabes que a mí me gustan las cosas claras”.
- “Y a mí el chocolate con churros”.
- “Comemos un grupo de Críticos ahora en el bar de Españoletos, si quieres comes con nosotros y hacemos las paces dialécticas”.
- “No puedo, aunque me gustaría ver cómo y qué coméis los cococríticos, pero yo también he quedado con otra gente realmente crítica, no como vosotros, que lo sois sólo fuera de Cataluña, allí estáis a partir un piñón, con los iniciativos, que no hace ni un año considerabais los traidores a la clase obrera y al movimiento comunista internacional, pero todo sea por rascar algo de poder en el “tripartito” aunque sólo sean las migajas, que os ha querido dar J. Zaura, ese reformista, irrecuperable, que se ha convertido en el mejor amigo de tu jefe supremo, el J. Miraflex, que le acompaña hasta a los lavabos, con tal de salir en la Tele”.
- “Oye, eso que dices es muy gordo, pero te lo admito porque desde que te retiraste de la política activa, no estas al loro de la situación”.
- “Ni al Loro, ni al Cotorro, ni a ninguno de esos pajarracos, que hablan y hablan sin parar diciendo todo lo que saben, y sin saber lo que dicen, y esto no lo digo con segundas...”.
- “No te consideraba tan pasota”.
- “Ni yo a ti tan entrata”.
Se despidieron con un “¡Ya nos veremos por el barrio!”, pero ahora sin abrazo, sólo con un estrechamiento de manos flácidas, y una mueca de sonrisas, que no llegaron a pronunciarse.
“¡Como si no me tuvieras al corriente de tus andanzas!, y del chollo que es para ti CC.OO.. Desde que te encaramaste en ellas, me lo has largado más de una vez tú mismo, con todo lujo de detalles, sin percatarte de que me dabas los datos suficientes, de que con tus ingresos salariales, no era posible adquirir tanto piso aquí y allá, y tanta comilona, de las que siempre te has jactado”. Esto iba comentando en voz baja, cuando salió a la calle.
……….
Bajó por Caracas hasta Rubén Darío, se subió a un taxi “Lléveme a Olimpo 35”, le dijo a la taxista.
En la sede del PCE no quedaba nadie, “Comen en ese bar de la esquina”, le indicó una señora desde el balcón de la casa contigua.
En el Bar Salamanca comían una media docena de personas, entre ellas Arnaldo López Zahinas, con el pelo completamente blanco, y su bigote todavía algo ennegrecido, estaba acompañado por otro veterano al que Bienzobas no conocía, se acercó a la mesa, Zahinas le observó girando la cabeza con dificultad y preguntó, “¿Qué se le ofrece?”.
- “Soy Bienzobas, antiguo Denis Conte, de Barcelona”.
- “Sí hombre, ahora caigo, viniste a Madrid con Santos a las reuniones (fase culminante) del invento del PC “punto” al que nos indujisteis los del PCC de Cataluña, por cierto ¿Qué es de Santos?”.
- “Se prejubiló o, mejor dicho, lo prejubilaron de la dirección de las CC.OO., precisamente los llamados sector crítico, a uno de cuyos jefes acabo de dejar en el bar que hay enfrente de la confederación de Comisiones, tras un breve pero intenso rifirrafe”.
- “¿Que te trae por aquí?”.
- “Estoy tras la pista de un tal Zurdo del diario ABC. He estado esta mañana con Gardiel, que me ha preparado, con ese sujeto, un encuentro esta noche, y le acompañará J. Montejo, según Gardiel, de toda confianza”.
Tras pedir a la camarera una sopa castellana y callos a la madrileña, - ante los callos no me resisto -, continuó desgranando sus temores por si el Zurdo se había prestado al encuentro para prepararle una encerrona, sobre las cuales parece tiene mucha práctica.
- “¿Qué buscas, si puede saberse?”.
- “Como tapadera pergeñada por Gardiel, información para un artículo sobre la guerra sucia del Estado de antes y durante el aznarismo, para la revista El Viejo Topo; en realidad, ver si puedo sonsacarle información sobre quiénes conocían de antemano, el lugar, el día y los asistentes, a la famosa reunión de Perpiñán, que tanta polvareda ha levantado, a pesar del clima gélido existente”.
- “Sobre el tal Zurdo hay opiniones para todos los gustos, dijo el tercero de la mesa, Vicente Alarcón, un ex-maqui que no había pronunciado palabra hasta ahora. Según Bermejo, un ex-CSID que formó grupo con él cuando los GAL, el Zurdo ahora, como siempre, se ha movido por su único y exclusivo interés crematístico, vendiendo la amplísima información de que dispone al mejor pagador, y en esto por lo que se ve hay muchos “mejores pagadores”, aunque parece tiene una cierta predilección por Pedrojota. Si quieres intento que veas al Bermejo esta tarde sobre las 5, que suelo verle en mi barrio “El Carmen” que es el suyo, tú Arnaldo te vienes, y si encarta jugamos una partida al mus en el hogar del pensionista, y aprovechamos para que ellos hablen”.
En eso quedaron, mientras apuraban las copas de chichón con hielo, deambularon por los distintos temas de actualidad, incluidos los relativos a la futura boda del príncipe, sobre la cual López Zahinas, tenía casi acabado un artículo para “Rebelión”, donde “no voy a dejar títere con cabeza”.
- “Necesito estar solo un rato, descansar, y ordenar el guión de trabajo de esta noche”, les dijo el detective”.
- “Te abro el local y te echas un rato en un sofá”, dijo Zahinas mientras sacaba las llaves de la faltriquera y se disponía a acompañar a Bienzobas. “Puedes utilizar los ordenadores y el teléfono si los necesitas. Cuando descanses, nosotros esperamos a una pareja de habituales contrincantes para jugarnos un tute, a las 16,30 subo a buscarte”.
Se sentó en un pequeño sofá con la gabardina puesta, que tuvo que quitarse por lo elevado de la calefacción, encendió un ducados, le dio 5 caladas seguidas, lo que solía hacer de forma habitual, y buscó un cenicero para aplastar y tronchar las tres cuartas partes de cigarro restante como hacía de costumbre. No había ceniceros, se levantó e hizo lo de costumbre sobre la tierra figurada de una maceta con dos enormes girasoles de plástico. De nuevo sobre el sofá, ahora tendido, logró descabezar el sueño durante media hora, sin pesadillas ni desazones.
Oyó que abrían la puerta, pronto comprobó que no era Zahinas, “Soy el portero de tarde”, le dijo el recién llegado, Santiago Galán, que había sido portero de “la Confe” durante 25 años, y ahora colaboro con la causa sin cobrarles un duro. “Zahinas dice que te esperan, están terminando la partida”.
Entraba en el bar choco con Beatriz, la camarera y dueña del mismo, una cincuentona bien conservada, arreglada con unas ropas impecablemente limpias, pese al trajín de la cocina y la barra. “Quería verte de cerca, pero no tanto”, le dijo ésta mientras le sostenía y frotaba con sus manos la cintura de Bienzobas por encima de la gabardina. “Te hago ahora mismo un carajillo que te va a calentar los gallillos y todo lo demás y, mientras te lo tomas, me dices si esta noche cuando acabes “tus negocios” te vienes por aquí. Esto a partir de las ocho lo transformamos en un Pub hasta las 3 de la madrugada, que cerramos, ¡cómo cerramos! sólo te veo a ti, me ayuda un sobrino especialista en mejunjes de moda en la Zona de Huertas, que es donde desemboca toda la fauna noctámbula fina.
Bienzobas no entendía aquella confianza inesperada que Beatriz se tomaba, o no quería entender lo que presuponía, y ya removiendo el azúcar del carajillo balbuceó: “¡Acabaré muy tarde y esto esta muy lejos del centro donde tengo el Hotel!”.
- “Si vienes, no querrás ni necesitarás el hotel para nada”. Le extendió un papelito, “llámame a este número” antes de las tres, para decirme que si.
Un viaje enbalde
- En el coche conducido por Alarcón, hacia el barrio de3l Carmen, Bienzobas preguntó si conocian bien a Beatriz, “tanto como ella te conoce a ti”- dijo Zainas, es de Amposta, y había militado en las juventudes del PSUC, cuando tu estabas recien llegado a Barcelona donde ella se fue a vivir poco despues. Se ha hartado de reir con nosotros mientras tú dormias la siesta, al ver que no la reconocías ni recordabas todo y haber estado en la misma célula que tu y santos, al menos 2 años, cuando se incorporaron al P los “Bandera Roja” a pesar de tu pertinaz oposición. se caso con un colega de banca, le trasladaron a Madrid, y ella se vino con él, a trabajar como asistenta social hasta hace 6 años que murió su compañero Agustí Tornes, también de Amposta, y al que Santos conocía de la dirección de banca de CC.OO. de Madrid-Región.
Tras la muerte de Tornes, que estuvo enfermo de algo incurable, al menos 10 años, al no haber tenido hijos, ella se vio libre de ataduras, dejó el trabajo como asistenta social y abrió este Bar-Pub, que hasta ahora le ha ido bastante bien. Ha esperado, sin decirte quién es, para ver si finalmente la reconocías. Y se ha quedado riendo, a mandíbula batiente, al comprobar que no.
Tuvo que repasar mentalmente las gentes que integraban la “célula” de marras. Al cabo de dos largos minutos de silencio, dio un golpe sobre el respaldo del asiento de Zahinas, “¡Sí, ahora caigo, es la Neus!, su nombre de guerra de entonces, el real no llegué a saberle, está totalmente irreconocible, era regordeta, rubia y pecosa de viruela, ¡Ha dado un cambiazo impresionante!, no se parece en nada a como era entonces. Diría que ha mejorado mucho con los años”. Lo que pensaba era que la Neus, ahora Beatriz, estaba como un tren con los 50 mejor conservados...
- “Pues dice que si eres tan fino en tus investigaciones como fisonomista, no te arrienda las ganancias”, terció Alarcón mientras maniobraba en el aparcamiento del coche”.
- “¡No ha dicho eso!, aunque no me extrañaría que lo hubiera pensado, por que esa no pierde comba. Es más fina que el coral”.
Llegaron al Hogar del Pensionista. Cuando entraban, Zahinas señaló con la mano derecha: “Mira, ése es el famoso Baile de las Viudas, donde los jueves Alarcón intenta ligar con una amiga de Beatriz desde hace un año sin comerse un rosco, creo que está a punto de tirar la toalla, sobre todo por que aquélla dice que se retira del baile, que no asisten más que viejos más quemados que los palos de un churrero. Pero en realidad con quien quiere ligar éste es con la catalana de Amposta, de ahí que no falte ni un solo día a comer y a la partida al Salamanca”.
El aludido no se dio por tal e hizo como que no hubiera oído nada y preguntó al conserje por Bermejo:
- “Hoy no vendrá, está en la cama con una fiebre de caballo, por una gripe de mil demonios”.
- “Otra vez será, cojo el metro y me acerco por el hotel a coger un documento y releerlo”.
Bienzobas apenas pudo disimular su contrariedad por la indisposición de Bermejo. Se despidieron con un “¡Hasta otra!”.
El documento lo llevaba encima, pero era un pretexto tan bueno como cualquier otro para estar solo y acercarse al Santa Bárbara y otear el horizonte. En el trayecto del metro entre El Carmen y Alonso Martínez – línea directa – releyó las 34 páginas del documento aludido, “GAL: EL ESPEJO DEL ESTADO”, de Iñigo Iruin, y anotó en un cuaderno lo previamente subrayado de mayor interés sobre el asunto que le ocupaba; con ello confeccionó las 8 preguntas que le haría al Zurdo en un lenguaje creíble.
- “¿Cuándo comenzó la guerra sucia en España?”.
- “¿Cómo era el primer terrorismo de estado?”.
- “Tipología de sus distintas etapas”.
- “Papel de la policía el CSID y ahora CNI”.
- “Dirección política de la guerra sucia”.
- “Estructura de la guerra sucia bajo el mandato del PSOE”.
- “Depuración o no de los implicados en las aciones directas”.
- “Continuidad o no bajo el mandato de Aznar”.
Bajó del metro y en menos de un minuto estaba ante el Pub. Enfrente vio la sede de la Sociedad General de Autores de España (SGAE), no pudo reprimirse comentar:
- “Vaya mierda de imitación del estilo gaudiano”.
- “Si no le gusta, no se lo coma”, le contestó una señora que pasaba a su altura, enfundada en un largo y ancho abrigo de piel negra y unos tacones-alfileres que apenas podía caminar.
- “¡Se lo mete usted donde le quepa señora!”.
Ya en el Santa Bárbara, sentado en un taburete en el extremo izquierdo de la barra en forma de “L” al revés, pidió una copa de Magno a uno de los tres camareros con camisa blanca, pajarita y pantalones negros. Observó el recinto cuadrado, enmoquetado de verde como el color de los asientos-sofás unicuerpos.
En la parte derecha de la puerta de entrada hay un altillo de 30 centímetros de altura, que ocupa el 40% del local, protegido por una barandilla con una apertura en el centro, al fondo fuera del altillo, hay una hilera de mesas con sillas igualmente verdes. “La del rincón – pensó – es la mejor para esta noche, es la más protegida, y protectora contra posibles intrusos”.
Pensó preguntarle al camarero si podía reservarla, pero desistió “No sea que me tomen por un pijo o un pirado, como parece que me estoy volviendo, obsesionado con el Zurdo de los cojones. ¡Si luego no es tan fiero el león como lo pintan!”.
Vio que entraban clientes con la ropa mojada, “¡Y yo me dejo el paraguas en casa!”.
Una lluvia fina y fría le empapó la cara, el pelo, y comenzó a filtrarse por el cuello de la gabardina, mientras corría más que andaba hacia el hotel reservado. El recepcionista le entregó un sobre cerrado, era una nota de Gardiel: “No he podido hablar contigo por el celular, debes tenerle apagado. Imposible la reunión de esta noche con el Z., me ha dicho Montejo, tendrá que ser mañana a las 11 h pero no será donde hoy estaba previsto, proponen en el Comercial, junto a la plaza Santa Ana, es un musical que por las mañanas está casi siempre vacío, si quieres nos vemos nosotros una hora antes en un bar grande de la plaza que te digo y cambiamos impresiones. De lo contrario me llamas, ya sabes mi número de teléfono.
A pesar de todos los preparativos, cautelas, precauciones etc. sobre la reunión suspendida, no se cogió el cabreo, lógico en él en casos menos importantes, por el contrario, se sintió aliviado, como si se hubiera quitado un gran peso de encima, subió a la habitación con el pensamiento puesto en la de Amposta, que le tenía absorbido, por aquel trato tan cariñoso, y aquella invitación casi imperativa.
Llamó a Beatriz:
- “Mis negocios de hoy han terminado antes de que comenzaran, si quieres me presento por ahí sobre las 23 h”.
- “Mejor que mejor, pero si no te importa, me gustaría que fuera a las 2, así yo plego una hora antes y nos vamos los dos de juerga, a ver si te refresco la memoria, ¡que sembla que la tinguis massa fosca!”.
- “¿Qué memoria?”.
- “La que has perdido desde hace 30 años”.
- “De acuerdo, por ahí estaré sobre esa hora”.
Ambos estaban desconcertados, ella por cómo sería su reencuentro con Denis Conte, y si éste conservaría el recuerdo de cuando le tiró los tejos, en la verbena de San Juan del 74, en los terrenos de la Pegaso, y quería meterla en las obras del gran bloque de pisos de CEBASA, - los dos estábamos trompas- si le hubiera hecho caso quizás no estaría viviendo en Madrid.
Él suponía que Beatriz, sólo le recordaría como un paliza, poniendo al partido por encima de todo, algo que le convirtió – como a tantos otros - en una especie de monje de enclaustramiento y, a pesar de ello y de los casi 30 años transcurridos, se ha alegrado de verme.
Se duchó con el agua casi hirviendo, se metió en la cama, y durmió de un tirón, tres largas horas, ahora sin pesadillas. Cuando despertó eran más de las 21,30, se cambió toda la ropa excepto la gabardina, ante el espejo se perfumó y cubrió su cara de crema hidratante, que frotó hasta ser absorbida por los poros, se colgó el bolso en forma de bandolera, bajó a recepción y dejó las llaves de la habitación, a la vez que decía:
- “Es posible que esta noche no venga a dormir”.
- “Ningún problema, señor”, le dijo amablemente el mismo recepcionista que le entregara cuatro horas antes el sobre de Gardiel.
No sabía cómo emplear las casi 4 horas que tenía por delante antes de la cita con Beatriz, cogió el metro hacia el barrio del Carmen, cenaría por allí algo ligero y después “¡Me daré un garbeo por la zona!”.
Recordó que era jueves precisamente y tras apurar una ración de bacalao con tomates y un Tallat, - perdón- cortado descafeinado, salió caminando por calle Alcalá pasada la M30 hacia Arturo Soria, donde termina con ese nombre la calle más larga de la capital. Desde allí es Avenida de Aragón hasta el final, giró a la derecha intuitivamente buscando el Hogar del Pensionista.
“A esta hora ya está cerrado”, le dijeron al unísono una pareja de edad madura. “Pero de todas formas, al final de esta calle, en una plazoleta lo encontrará”.
Lo que buscaba en realidad era el baile de “Las viudas”, cuya música escuchó tenuemente. Tuvo que pagar 12 euros a una señora que hacia de portera y taquillera, sentada tras una mesita de tijera contigua a la puerta. Al fondo, sentado en una de las banquetas cubiertas de scay, divisó a Alarcón acompañado de otro de similar edad, preguntó a la portera quién era. “Es Bermejo”, -le dijo ésta- “siempre vienen juntos cada jueves desde hace un año más o menos”.
Se acercó a la barra, pidió un gin-tonic y observó a Bermejo durante 3 minutos sin que Alarcón se percatara de su presencia. “No tiene aspecto febril el espía jubilado”, se dijo. “Seguro que Alarcón le ha puesto al corriente de lo que busco”.
- “¿Hasta que hora dura el baile?”.
- “Hasta las 12 en punto”, le contestó el barman. “Ahora hacemos un descanso de 20 minutos”.
Se acercó a la pareja. Alarcón se levantó casi de un brinco y fue a su encuentro:
- “¡Aquí es donde menos podía imaginarte!, sí que has acabado pronto tu encuentro con el Zurdo.
- “He acabado antes de empezar, ¿Crees que ese se prestará a que hablemos fuera de aquí?”.
- “Ahora en el descanso seguro, se hubiera levantado de la cama- con fiebre y todo- de haberlo sabido con tiempo esta tarde según me ha dicho”.
En la puerta se saludaron.
- “Éste me ha puesto al corriente, siento no haberlo sabido y que vinieras hasta el barrio para nada”.
Se alejaron del baile unos 300 metros, se metieron en un Snac-Bar al que según los madrileños, acude poca gente a estas horas, sentados al fondo del local en el rincón de la derecha, tras servirles la camarera dos Ballantines y un Gin-tonic de Larios, Bermejo dijo:
- “Para que haya toda confianza desde el principio: Yo siempre he estado con las gentes del PCE desde que tenia 18 años – sin carnet – pero con ellos, incluso cuando estuve en el CSID, entonces les informé de que habían pinchado los teléfonos de Comité Central, y los personales de casi todos los del Ejecutivo. Y seguramente puedo informarte, tanto o más que el Zurdo de lo que te interesa, sin el pretexto del “Viejo Topo””.
- “Te lo agradezco mucho, pues en el asunto que conoces, es lo primero que me sale derecho, precisamente ahora que no lo buscaba”. Abrió el bolso, sacó el cuaderno manuscrito y le entregó a su interlocutor, señalando las 8 preguntas escritas para el caso, sacó la grabadora y, cuando se disponía a encenderla, el ex-agente le detuvo el brazo.
- “Si no te parece mal te contesto mañana por escrito, pues estas preguntas y, sobre todo la última, necesitan respuestas bien meditadas y mejor documentadas, y eso sólo puedo hacerlo tirando de archivos. Podemos vernos mañana si quieres; sobre las 13 h aquí mismo y lo comentamos, a ver si te sirven mis respuestas”.
- “Me parece estupendo, y así volvemos al baile, vosotros a lo vuestro y yo a curiosear un rato que es por lo que había venido hasta él”.
Bermejo y Alarcón se enrollaron con dos mujeres que acababan de entrar tras el descanso, colgaron sus abrigos sobre las perchas de la pared y volvieron hacia ellas, cada uno cogió a su respectiva por la cintura y empezaron a bailar un Vals Seguido que los dos músicos que integraban “toda la orquesta”, un órgano y un saxofón, llevaban ejecutando más de un minuto. Cuando las parejas se alejaron y traspusieron a otras, en su giro obligado del recinto en este tipo de Vals, Bienzobas salió del local sin saber por dónde emplear las dos horas y media que tenía de asueto.
Volvió hacia Alcalá y desde ésta hasta la Cruz de los Caídos, cerca de la cual había vivido su empleado Santos, cuando estuvo liberado en Madrid por CC.OO. Recorrió toda la Avenida de Aragón hasta Canillejas, último barrio de la capital en dirección al aeropuerto.
Comprobó que un coche circulaba desde hacía unos minutos de forma intermitente, deteniéndose lentamente a unos 20 metros de distancia de él, para luego volver a arrancar. Se volvió bruscamente y caminó en dirección contraria. Cuando llegaba a la altura del vehículo, comprobó que en su interior había tres hombres, el del asiento trasero, bajo y caminó hacia él. Bienzobas se metió la mano derecha en el bolso de la gabardina para coger la Magnum, cuando el otro se le echó encima, haciéndole una llave en el cuello, mientras le torcía sobre su espalda el brazo derecho, y le metía a empujones por la puerta del vehículo del que había salido.
Dentro le esperaba el copiloto, encañonándole con una pistola y le recitaba:
- “¡Vamos a dar un paseíto que no olvidarás en tu puta vida!”. Le arreó un culatazo de pistola en la nariz, que se la aplastó por completo, produciéndole un dolor insoportable y grandes borbotones de sangre que se incrustaron sobre el respaldo del asiento de su agresor.
- “¡Mirad, sangra como un cerdo este sabueso! Nos pondrá el coche hecho un asco”.
El coche torció a gran velocidad por una calle de bajada muy pronunciada, al final de la cual había una gran nave con el rótulo “Diario El País”. Un frenazo en seco detuvo la marcha, su acompañante de asiento le soltó un codazo en el estómago que le hizo perder la respiración, el del culatazo lo sacó a rastras y le golpeó con la rodilla en el pecho haciéndole perder el conocimiento, y por tanto la cuenta de los golpes posteriores que debían ser abundantes por como tenía de magulladuras todo el cuerpo.
Cuando empezó a recuperarse, al cabo de tres cuartos de hora, semicongelado, sólo recordaba vagamente las palabras del conductor, mientras los otros le zurraban:
- “Esto se lo explicas mañana a tu amigo, ese cojo con bastón a lo Gala, tan mariconazo como aquél, que trabaja en esta mierda de nave y de periódico, a ver qué cara pone cuando vea la tuya hecha un mapa”.
Sin duda se refería a Montejo, del cual desconocía Bienzobas, la cojera y el bastón a lo Gala del periodista empleado de Polanco.
Apenas podía ponerse en pie, se apoyó sobre la pared de enfrente, comprobó que le habían robado la pistola, el bolso con la grabadora y la cámara filmadora, y se sorprendió de que le hubieran dejado la cartera con la documentación, el dinero y la tarjeta de la Caixa, e incluso el teléfono móvil.
Con grandes dolores recorrió calle arriba unos 20 metros hasta una tienda de ropas y se miró en el cristal del escaparate alumbrado debidamente por una farola de la acera de enfrente. Tenía la nariz hinchada y con sangre seca ennegrecida, la ceja derecha partida, y ambos pómulos amoratados, se giró de espaldas, la gabardina marrón oscuro, tenía la espalda embarrada de la cintura hasta el cuello.
Le ardía la frente por los dolores y por el esfuerzo mental que hacía tratando de buscar explicación a su negligencia de pasear solo a aquellas horas sin las debidas precauciones, ante el peligro realmente existente de un posible secuestro y haberle dado pasaporte. “¿Por qué no me han liquidado impunemente? Pues porque están interesados en que yo explique, que estoy en su punto de mira desde que me entrevisté con el cabrón de Cifre, que es uno de los topos del CNI dentro de ERC y avisó de mis indagaciones sobre el Zurdo; no a éste sino a los esbirros de los actuales GAL del PP o como coño llamen a la banda de sicarios, tan miserables como los de Barionuevo, Vera, etc. Eso, si no son los mismos perros con diferentes collares”.
Buscó la Junta Municipal de Distrito - “De los municipales me fío” -.
El guardia de turno le abrió alarmado la puerta de vidrio cerrada con llave.
- “¿Qué le ha pasado señor?.
Bienzobas le mostró los carnets de identidad y de investigador privado, y le explicó que había sufrido una agresión, por tres individuos, justo al lado del periódico El País, para ser más exactos. Allí me han dejado tirado, sin conocimiento tres cuartos de hora; la agresión empezó en la Avenida de Aragón, metiéndome a golpes en un coche con el que me transportaron a donde acabo de decirle.
Además de la paliza me han robado una pistola, una grabadora y la cámara digital; sin embargo, me han dejado a conciencia la documentación, el poco dinero que llevo encima y el teléfono celular.
- “Lo primero que usted necesita es curarse los golpes”. El guardia llamó a Manuel, “es el Sanitario que tenemos de guardia aquí en el dispensario”.
- Manuel hizo que se quitara toda la ropa, “¡Señor mío, le han dejado a usted para el arrastre!”.
Tenía todo el cuerpo, espalda, piernas y brazos cubiertos de cardenales, sobre los cuales el sanitario aplicó yodo en abundancia. Bienzobas se mareaba y Manuel le sentó primero y tendió después sobre la camilla.
- “Descanse un rato mientras se le pasa el mareo y se seca el yodo”.
Luego le hizo tomar dos calmantes contra la inflamación y el dolor.
Algo más recuperado, le dijo al Urbano que había estado media hora antes con Bermejo, que fue policía municipal en este Distrito desde el 79 al 83, de donde pasó a la policía nacional.
- “Le conozco”, dijo el agente. “Ahora está retirado, aunque cuando se ha sido policía, nunca se retira uno del todo. Bermejo comparte despacho con otro agente retirado, Ángel Gamez, que hace de conserje en el hogar del pensionista del barrio del Carmen. En ocasiones hacen algún trabajillo de investigación, con lo que consiguen algún dinero extra y de paso combaten el síndrome de abstinencia policial que por lo visto padecen con la jubilación, tras tantos años de servicio.
El detective pensaba: “Todos se vigilan a todos. Veremos si a Bermejo lo han estado siguiendo, y si ha sido así, espero no le hayan hecho lo que a mí, o algo peor”.
- “¿No denunciará lo que le han hecho?”, preguntó el sanitario al guardia tras la despedida de Bienzobas.
- “No lo hará, pues el asunto que esté investigando debe ser algo serio, y prefiere no dejar rastro”.
Caminaba por calles próximas a la de Alcalá en dirección centro; el intenso frío a él le hacia de bálsamo, aliviándole la quemazón y escozores de los hematomas. En la parte descubierta del cuerpo, sobre todo en la cara, el aspecto iba mejorando: la nariz ya no estaba tan aplastada e hinchada, los pómulos iban recuperando su color natural, y la ceja derecha no le dolía en exceso, si bien continuaba con una tirita pegada.
Paró un taxi, le indicó al taxista la dirección de la calle Olimpo: “Pare aquí en la esquina”. Pagó y se apeó al principio de la calle; era la una de la madrugada y unos cuantos minutos.
Dudaba en acercarse al Bar-Pub de Beatriz una hora antes de lo convenido, pero ahora el deseo de ver a la de Amposta era por motivos radicalmente distintos a los erótico-sentimentales por los que había venido con tanto tiempo de anticipación a la zona; se había encontrado con Bermejo y tras la prometedora entrevista con aquél, le apalizaron salvajemente, y la misma suerte podía haber corrido el ex agente del CSID.
Si Beatriz, a través de su amiga, la que suele bailar con Alarcón, me pudiera llevar hasta la vivienda de aquél…
Apenas quedaban bares abiertos por la cercanía, retrocedió por la última calle recorrida por el taxi, oteó las luces rojas encendidas de un puticlub, pensó: “Mejor aquí que en cualquier otro garito, apenas hay luz y mis hematomas podrán pasar desapercibidos”.
Se sentó en el extremo de la barra que estaba desocupada, en el resto contó a 6 clientes, 5 de los cuales estaban acompañados por dos chicas cada uno de ellos, sin más atuendos, de cintura para arriba, que unos tirantes tan negros como la piel de 4 de éstas, el resto de las alternantas, tenia la piel algo – pero no mucho - más blanca, y todas hablaban un español del otro lado del Atlántico.
- “¿Qué será?”, le preguntó el único varón empleado del garito desde detrás de la barra.
- “Un Gin-tonic de Larios”, pidió el detective, cuando la morena más próxima le cogía por el cuello y le lamía con la lengua los hematomas de ambos carrillos, y le preguntaba mirándose de tetas hacia abajo:
- “¿Y de esto “Mi amor” que deseas tomar?”.
- “No estoy para esos trotes”, dijo Bienzobas con voz de pocos amigos.
- “Pero ¿qué te pasa, pichoncito mío, es que no te gusto?” y, cogiendo la mano izquierda de éste, la llevó a su teta derecha apretándola.
- “Me gustas mucho y siento un gran respeto por tus tetas y el resto del cuerpo, pero sólo me apetece el Gin-tonic. Te pago una copa, a condición de que me dejes tranquilo”.
- “Me la dejas pagada cuando te marches, ¡Eh mi amor! Y, si no te importa, me voy con el señor que estaba cuando llegaste, a ver si le convenzo y me paga él otra, que aún no me he estrenado”.
Preguntó por los “aseos”.
- “Pasando esas cortinas”, le dijo el barman y jefe de tribu.
Ante un gran espejo ovalado, se limpió la pintura de los labios que le había dejado en ambos pómulos la sudamericana, se arrancó la tirita de la ceja, limpió la mercromina con papel higiénico mojado y tapó lo más que pudo la brecha con los pelos más próximos. “Bueno, esto ya es otra cosa… y como el resto del cuerpo no voy a enseñarlo, puede decirse que estoy casi presentable. ¡Hostias, la gabardina está con todo el barro!”.
Tuvo que cogerla del taburete contiguo al que estaba ocupando, de nuevo en el lavabo, la desdobló y colgó de una percha, el barro se había secado y caía en forma de polvo sobre el terrazo azulado, la tela satinada como de impermeable, hizo posible una limpieza aceptable, tras frotarle una toalla negra y única en el toallero.
Pagó su consumición y la copa prometida a la morena y, cuando se despedía del jefe del garito, se le acercó de nuevo y volvió a besarle, esta vez en los labios, luego le susurró al oído: “Vuelve pronto por aquí, mi amor, lo pasaremos los dos muy ricamente”, y se retiró acariciándole la barbilla con la mano.
Un reencuentro suigeneris.
A la 1,30 estaba en el Salamanca, una música suave de Jazz latino amenizaba la estancia y a la veintena de personas que ocupaban el recinto, preguntó a quien debía ser el chico ayudante de Beatriz, dónde se encontraba ésta.
- “Usted debe ser el señor que llegaría a las 2. ¡Que no se mueva usted de aquí hasta que ella vuelva o le llame por teléfono!. Ha venido a buscarla su amiga Carmen, muy sofocada, y han marchado en el coche de Beatriz, sin decirme nada más que lo que acabo de explicarle”.
- “Esa Carmen, ¿sabes si conoce a Alarcón y a Bermejo?”.
- “Ahora que lo nombra, precisamente Carmen le dijo algo a Beatriz relacionado con fuego en el apartamento de un tal Bermejo al que no conozco, pero si a Alarcón, que efectivamente conoce y es amigo de Carmen y suelen venir por aquí juntos o acompañados de otros algunas noches”.
- “Ponme un whisky doble del más peleón que tengas, esperaré lo que tarde en tragármelo, si no me llama ni se presenta la llamaré yo y saldré a buscarlas”.
Se asomó a la puerta impaciente y llamó al móvil de Beatriz, como respuesta: “El teléfono móvil al que llama esta apagado o fuera de servicio”. Entró de nuevo, dio un sorbo largo del Whisky y encendió un ducados, como de costumbre dio 5 ó 6 caladas y lo aplastó sobre el cenicero más próximo de la barra. Notó que se mojaba los dedos con el agua de un cubito de hielo diluido que habían echado encima de las colillas, por no tirarlo al suelo.
Al minuto, más o menos, sonó el teléfono del bar.
- “Era Beatriz, dice que la espere usted aquí, que llegará en 5 ó 10 minutos”.
A los 8 minutos, que a Bienzobas le parecieron 80, Beatriz y Carmen entraban por la puerta. La primera cogió por el brazo al detective, y con voz casi imperceptible le dijo:
- “Apura lo que estés bebiendo, nos largamos de aquí a toda pastilla”.
No tuvo tiempo de reparar en la nariz, ceja y los pómulos de Bienzobas, se metieron los tres en el coche de la del bar y entonces fueron ambos presentados:
- “Daniel, Carmen; Carmen, Daniel. Vamos hacia Ventas, nos esperan, sobre todo a ti. “No sé en quin embolic us heu ficat aquesta nit”, pero a Bermejo le han quemado por completo el apartamento, y cree que iban a cargárselo. Se ha salvado por 15 minutos de retraso en ir a su casa, ha tenido que llamar a los bomberos él mismo. No han podido salvar nada de sus pertenencias”.
Beatriz no había reparado siquiera el estado en que se encontraba su amigo de Cataluña, hasta que aparcaron el coche junto a una iglesia, tras la plaza de toros de Las Ventas. Con la luz de la farola vio los carrillos algo inflamados, la nariz ligeramente desfigurada, y la brecha en la ceja. Se clavó en seco ante él, poniéndole las manos en el pecho:
- “Pero, ¿qué te ha pasado?, ¿qué te han hecho?, ¿quiénes han sido?.”
- “Los pirómanos de la casa de Bermejo, y por los mismos motivos, pero a mí no me han liquidado porque no les ha interesado hacerlo. Pretenden que yo comunique lo más posible, que pueden quitar de en medio a quien les estorbe, y yo no soy de ésos, pues piensan que por mucho que me empeñe no podré llegar hasta ellos. Cosa distinta es Bermejo, que sí le habrían enviado al otro barrio si le cogen en su casa”.
A Beatriz le cayeron dos grandes lágrimas, le cogió del brazo y le dijo a Carmen:
- “Adelántate y avísales que llegamos un minuto después, para no entrar los tres juntos”.
Cuando Carmen se había alejado, Beatriz tiró de Bienzobas hacia la pared trasera de la plaza de toros, lo recostó sobre la misma y empezó a besarle apasionadamente en los labios, a la vez que rompía en llanto sonoro que silenció él, primero poniéndole la mano sobre la boca, después con largos y apretados besos, con sabor a sal de las lagrimas que habían inundado los labios de ésta. La mujer quería decir algo así como: “Lo nuestro está visto que es imposible”, pero sólo lo balbuceó.
Le levantó el suéter, sacó la camisa de los pantalones y le abrazó las carnes por encima de la cintura. El acariciado tuvo que suspender la respiración y apretarse con ella para aliviarse el dolor de los hematomas de la espalda.
- “Espera un momento”, le dijo. Se quitó la gabardina, la tendió sobre el suelo mientras murmuraba: “¡Ahora irás a tierra por una causa más noble!”.
- “¿Qué rumias ara?”, preguntó Beatriz mientras su amante apalizado la sostenía suavemente por el cuello al tenderse sobre el tejido grueso interior de la improvisada cama.
- “Nada, cosas mías, que no podía imaginar que celebraríamos nuestro reencuentro en semejante situación”.
- “Yo tampoco, pero la vida hay que tomarla como viene, y a ti y a mí siempre nos ha venido accidentada…”.
Y así, accidentadamente, completaron 30 años después, lo que no hicieron la noche de San Juan de 1974 en los terrenos de la “Pegaso” de su barrio barcelonés.
La Guerra Sucia de Aznar.
En una casa de planta baja les esperaban algo impacientes:
- “Habéis tardado más de 10 minutos en llegar”, dijo Carmen acompañada de Alarcón, Bermejo y Juan; éste último era el conserje del hogar del pensionista y colega de Bermejo, en asuntos varios.
- “Sé por ellas que te han quemado la casa”, dijo el detective al ex-agente. “A mí me han pegado una somanta, y me han dejado tirado junto a los talleres de El País, donde he estado inconsciente casi una hora. Me quitaron la pistola, la cámara y la grabadora y me dejaron todo lo demás; el conductor dijo que le diera recuerdos mañana al Mariconazo de Montejo, jactándose de que me han tenido vigilado desde Barcelona y en todos los movimientos que he hecho en Madrid, relacionados con la guerra sucia”.
- “Son ellos”, dijo Bermejo mirando a su colega y conserje. “Algunos contactos que tenemos en “La Casa” nos habían puesto sobre aviso; se trata de tres mercenarios reclutados por Perote, mejor dicho re-reclutados, pues ya estuvieron en plantilla al menos 10 años desde antes del secuestro de Segundo Marey, poco antes del juicio de los Barrionuevo, Vera, Sancristobal y cía. Los quitaron de la circulación, son parte de un activo de veintitantos, entre los cuales destacan varios ex-PIDE de Portugal, ex-OAS de Francia y otros sicarios de Pinochet, y de la CONTRA nicaragüense.
- “Los están moviendo en dos direcciones, una hacia ETA, infiltrando en sus filas y entorno a cuantos pueden, e influyendo en sus atentados y estrategias; y otra hacia el nacionalismo periférico y el PSOE”.
- “El PP ha colocado en esa “tarea” a un grupo de agentes de La dirección General de Seguridad, y del CNI coordinados desde la Secretaría General de la Presidencia de Javier Zarzalejos, por medio de un cerebro gris Indalecio Cortés, que hizo carrera a la sombra de Billy el Niño y se dice de él que ideó e indujo a la ejecución del crimen de los abogados de Atocha. El “Indal” reúne cada 15 días a una “mesa de coordinación” itinerante, según donde lo consideren necesario en cada momento, pero siempre en la delegación del gobierno de la comunidad autónoma de que se trate. De estas “actividades” el director actual del CNI no tiene el más mínimo conocimiento, e incluso el ministro del Interior Acebes es ajeno a la mayor parte del “trabajo” y la orientación política de esa Mesa de coordinación.”.
- “Es posible, continuó Bermejo, que el Zurdo decidiera suspender la reunión que teníais en el Santa Bárbara, por que se oliera algo de esto que nos ha pasado. En más de una ocasión me ha comentado que su trabajo en ABC, se lo habrían ofrecido para utilizarle como anzuelo con el que pescar en río revuelto, que lo de “supervisor” es una pantomima, ya que no supervisa nada que no haya pasado previamente por las manos del director J. A. Zarzalejos, hermano del cerebro de todo este tinglado de la Guerra antiterrorista y hombre de confianza de Aznar”.
- “Tal como lo ves, quizás deberíamos tirar inmediatamente cada uno de los que estamos aquí por un sitio diferente”, dijo Bienzobas. “Sería el colmo que nos engancharan a todos como en una madriguera. Pero ése sitio diferente no puede ser al lugar de residencia…”.
- “Opino lo mismo”, dijo Alarcón mirando a su pretendida Carmen que había escuchado a Bermejo con los ojos fuera de órbita. “Tú Bermejo además no tienes casa, te la han quemado. Juan y yo tenemos más de una comisaria donde dormir seguros, de forma que la papeleta de la cama tenéis que resolverla cada cual como pueda”.
Alarcón le dijo al oído a Bienzobas: “En el Convención encontraremos cama para los cuatro y es muy seguro, además conozco al jefe de noche del hotel”.
Cerca del pirulí de Torre España, en el Hotel Convención de la calle O’Donell consiguieron dos habitaciones contiguas, para Alarcón y Carmen, y Beatriz y Daniel. No durmieron, ni tenían tiempo ni deseos de hacerlo, cada pareja por separado disfrutó por fin de tres largas horas gratificantes, que les compensaban de golpes a uno, y sobresaltos y zozobras a todos.
F. S. G.
Julio Torres Empecinado.
Nota del autor: Este relato es un homenaje póstumo a un amigo fallecido recientemente.
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